El presidente de la Federación de Productores de Frutas de Chile (Fedefruta), Jorge Valenzuela, hizo un llamado de atención por la severidad actual de la crisis hídrica en nuestro país, con julio como el más seco desde que se tenga registro.

Valenzuela advirtió «hay una suerte de estado de shock en el mundo agrícola y frutícola respecto a este tremendo problema» y que «los agricultores tendrán que decidir qué cultivar y qué no».

«La fruta hoy en día genera alrededor de 700 mil puestos de trabajo, y si esta situación continúa, habrá zonas que no serán más productoras de fruta, por un tema de disponibilidad de agua, o que bien irán disminuyendo», añadió.

Además, el empresario hizo hincapié en el último informe IPCC de la ONU, donde 234 científicos advierten que la temperatura media del planeta cruzaría el umbral de los 1,5°C en el 2030 sin importar las medidas que se tomen, además de culpar a la humanidad como principal responsable del calentamiento global.

«Tras el informe del IPCC, y ante lo que vemos a diario en las zonas rurales de forma cada vez más acentuada, el cambio climático trae muchísimas incertidumbres para el futuro, y consecuencias por las que todos en el mundo debemos hacernos cargo», añadió Valenzuela, quien remarcó que «en un escenario de este tipo, nuestra labor es brindar seguridad alimentaria, pero ese es un trabajo que solo podremos hacer en la medida que todos nos involucremos».

El gremio frutícola ha sostenido conversaciones con asociaciones locales sobre la crisis. Entre ellos productores de la Región de Coquimbo, quienes identifican niveles críticos de «dotación hídrica que ponen en peligro los cultivos, dado que no se cumple la demanda mínima básica de agua para su desarrollo».

En concreto, el sector advierte que los principales desafíos son la adaptación a la disponibilidad de agua, la resiliencia ante eventos climáticos y la inestabilidad de la temperatura «fuera de programa».

El gremio pide medidas a tomar, entre ellas el diseño de una política pública que trascienda al gobierno de turno y fortalezca el apoyo al sector. Además, pide un plan de plantas desaladoras financiadas por el Estado para asegurar el consumo humano, la alimentación y las actividades productivas. También demanda las «modificaciones necesarias» para el reúso de agua en las zonas más afectadas.

De manera inmediata, los fruticultores piden estanques móviles colectivos para la pequeña y mediana agricultura, además de soporte financiero, como la reprogramación de cuentas impagas de servicios básicos y de deudas contraídas con la banca en el sector.

«De no atender estas urgencias por la sequía, solo lograremos hundir más en la precariedad a las zonas rurales que desde hace muchos años están postergadas. Esta crisis afecta no solo a agricultores pequeños y medianos, sino también a miles de familias que dependen de la producción de alimentos y que viven en los campos», sentenció Valenzuela.

ATON Chile – P.C.