La información es poder, para el que sabe cómo utilizarla
Columna de opinión por Alejandro Gómez, coordinador del Centro de Educación Ciudadana y académico Facultad de Derecho y Gobierno U. San Sebastián.
Los grandes comercios nutren sus bases de datos con la información que los mismos consumidores les entregamos, de manera voluntaria. El dato del RUN es muy importante para el comercio, ya que a través de su entrega alimentan sus bases de datos, creando perfiles de consumidores y así logran dirigir de una mejor manera su publicidad y estrategias de marketing. En esto existe el riesgo que las bases de datos se comuniquen de una empresa a otra, lo que está prohibido sino hay un consentimiento expreso del titular del dato.
El acto de entregar un dato personal para el comercio siempre será un acto voluntario, incluso ante los organismos públicos. La gran diferencia radica en que para realizar ciertos tramites en instituciones del Estado será necesario la entrega del RUN, lo que no transforma la entrega del dato en obligatorio, sino que solo está condicionando la realización del trámite a esta entrega. En el comercio la compra o contratación de bienes o servicios no puede condicionarse a la entrega del RUN o cualquier otro dato. Los consumidores tenemos el derecho de realizar actos de comercio en el más absoluto anonimato. Los consumidores tenemos el derecho de saber la utilidad que se le dará al dato y que no se utilice para un fin distinto. Asimismo, si es que no se consiente expresamente en que ese dato se comunique a terceros, esto queda prohibido para el comercio.
La reflexión es que el comercio debe informar para que está solicitando el dato (cuál será el uso que se le dará) y si ese dato se comunicará a terceros, entregando la decisión libre a cada persona quien decidirá si entrega o no el RUN. Para esto el comercio generalmente entrega alicientes como descuentos o “puntos”. Lo importante es que los consumidores estén debidamente informados y de manera libre accedan a la entrega o no de cualquier dato personal. En la era de las comunicaciones la protección de nuestros datos y privacidad se vuelve cada más relevante. Hoy en día prácticamente no hay actividad humana que se escape del ojo del ser humano, por lo que es importante mantener ciertos límites entre la vida en sociedad y la vida privada de las personas.
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