Progreso en trasplantes de órganos
Columna de Opinión por el Dr. Manuel José Irarrázaval, director Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPSUSS), U. San Sebastián.
Recientemente el Ministerio de Salud celebró la cifra de 457 trasplantes efectuados el año 2017, un resultado más que favorable desde que existe el Registro Nacional de Trasplantes, de ahí la razón para celebrar ya que con esto llegamos a 10 donantes por millón de habitantes.
Esta mejoría del 29% respecto al año previo, es ciertamente muy alentadora y ojalá indique un cambio en la pobre tendencia que mostraba Chile. Pero, pese a estos confortadores resultados, aun no debemos cantar victoria ya que estamos muy lejos de los países líderes en esta estrategia terapéutica.
Al analizar más en detalle la donación en 2017, hay varios factores a los que puede atribuirse esta mejoría: vemos -principalmente- un menor porcentaje de rechazo por parte de las familias (45% v/s 51% el año previo) lo que sugiere un efecto positivo de las campañas de información a la comunidad, pero también hay una mejor organización asistencial en los hospitales que reciben los potenciales donantes y en los equipos a cargo de la obtención de los órganos.
En resumen, hemos mejorado pero queda mucho camino por avanzar. Al respecto, creo importante destacar los elementos que son más relevantes para este proceso:
1.- Aceptación y respaldo de las familias. No hay legislación que sea capaz de contrarrestar una actitud familiar negativa. Ningún cirujano efectuaría una obtención de órganos en esa condición.
2.- Trasparencia y “justicia” en el proceso de asignación de la oportunidad del trasplante, garantizando absoluta independencia de aspectos económicos, culturales, raciales u otros. Este aspecto es fuerte condicionante del anterior.
3.- Adecuada mantención fisiológica del donante en su hospital original. Este es un aspecto clave, que fue bien resuelto en España, líder mundial en disponibilidad de trasplantes, y que en la práctica implica un importante esfuerzo en recursos humanos y técnicos.
4.- Equipos médicos de procuramiento, técnicamente muy competentes y disponibles 24/7, bien coordinados con los diferentes especialistas, de modo de poder aumentar el número de trasplantes por cada donante y por cierto, con el complemento de sistemas de transporte eficiente, muchas veces desde hospitales remotos.
5.- Seguridad y eficacia en el proceso mismo del trasplante. Siendo este un proceso técnicamente complejo, lo razonable es concentrarlo en aquellos lugares que demuestran gran competencia técnica y superior capacidad de seguimiento y cuidado de los pacientes en el postoperatorio inmediato y alejado.
Bajo estas directrices y considerando que ninguno de estos elementos están ausentes en Chile, es indispensable profundizarlos y asentarlos para lograr una sociedad más solidaria.
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